Pequeño garito ideal para tomar el vermut. El tipo que es muy majo y peculiar tiene el bar lleno de cubas de vermut. La camarera es la bomba, muy maja.
Buen vermut, muy rico con buen sabor, armonizado con canción ligera española de toda la vida que hace del sitio un buen lugar para tomar el aperitivo. Tiene una carta con raciones para acompañar el vermut. Nosotros tomamos unas navajitas a la plancha.
Pequeña terraza con varias mesas de dos personas. Buen servicio.
Un sitio muy auténtico.
El vermut de barril espectacular; los mejillones, buenísimos. Si además acompaña el tiempo, las vistas son maravillosas. El servicio, raudo, atropellado y veloz. El entorno, el pueblo, uno de los más bonitos de España.
El año pasado estuvimos en este bar el último día antes de volver a Madrid. Hoy repetimos, pero varios días antes de irnos, y comprobado. Este es el mejor lugar para comer unos mejillones de vértigo. Su sabor, buen cocinado y acompañamiento son exquisitos. Una parada obligatoria. El vermut está buenísimo también. Falta probar más cosas del lugar. Ojalá todo tan rico como los mejillones.
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