Un lugar mágico...y la comida estupenda. Hemos comido cachopo (gigante)para dos nos ha sobrado bastante, una ensalada (también grande) y un postre casero (la tarta de la abuela, muy contundente pero exquisito).
Os lo recomiendo, y el trato genial.
Espectacular, tanto por la atención recibida como por la calidad de los productos. Todo buenísimo, pero el cachopo estaba de muerte y a un tamaño como tienes que ser, además de la carne blandita y jugosa. La sidra era de verdad y te la servían bien tirada y fresquita, vamos que nos bebimos 3 botellas sin darnos cuenta. Lo postres, aunque digas que no tienes hambre, al final, entran. Me quedé con las ganas de probar las fabes, pero en cuanto entré un poco el invierno seguro que voy. Todo un descubrimiento de sitio. Recomiendo reservar porque se pone hasta arriba.
Cachopo brutal, las croquetas de Cabrales... Un orgasmo para el paladar. El local es precioso, súper chulo. Y la atención de auténtico asturiano con arte! Repetimos seguro!!!
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