Venimos todos los años a Casa Ricardo cuando estamos de vacaciones para comer sentados en la terracita que mira a la marina. El personal es siempre muy atento y la comida es rica y fresca. Es un sitio algo caro, pero lo sabes antes de ir. Nos gustaron mucho las almejas a la marinera (no conseguí hacer foto antes de que volasen!) y las acedías!
Nos dejamos aconsejar por el hijo del dueño,que lo hizo con cierto salero, cariño y esmero, y tuvimos una comida estupenda. Es un lugar tranquilo y se respira un buen ambiente.
En lo referente al personal, por norma general, profesional aunque no me gusto el detalle de cuando llegamos que estuviesen de charleta con ropa de calle y se pusiesen a cambiarse cuando habían comenzado el servicio. Nos trajeron la bebida de otra mesa y el tiempo de espera entre platos, se hizo excesivamente largo. (Entre entrantes y principales unos 45 minutos).
En cuanto al producto, de buena calidad, platos elaborados y buena presentación.
Recomiendo sin lugar a dudas la lubina salvaje a la sal. Un absoluto espectáculo, perfecta de cocción y un sabor inmejorable.
En cuanto al precio, acorde a lo que ofrecen.
Volveremos.
Los baños necesitan una urgente reforma.
Vinimos recomendados y la experiencia no pudo ser mejor.
Pedimos una tapa de salpicón que estaba espectacular, una ración de boquerones que a parte de buenísimos, muy generosa, y una presa al horno que fue un espectáculo, hecha al punto, con un toque de pimienta perfecto y te la cortan y sirven en tu cara.
El trato de los camareros fue el mejor. Muy amables y respetuosos y aconsejándonos en todo momento.
Las vistas al puerto espectaculares.
Un sitio muy recomendable para venir, ya que tiene unos precios estupendos y aunque está en la costa, puedes elegir tanto carne como pescado.
Repetiremos sin duda
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