Conocimos este maravilloso lugar por casualidad y aunque nuestra única consumición fueron un par de buenos cafés, pudimos comprobar que el trato es amabilísimo y el servicio estupendo. La sorpresa es absolutamente grata al asomarse al paisaje que esconde el mirador de la parte de atrás, por lo que la experiencia es absolutamente recomendable.
No dudaremos en volver y disfrutar de su carta, lo estamos deseando.
Hemos comido hoy allí y la experiencia no ha podido ser mejor! Empezando por el lugar, que es precioso, tanto el interior, decorado con esmero, como la terraza exterior, en la que hemos comido, con unas vistas espectaculares a la ría.
Habíamos encargado al reservar unos huevos encapotados (hay que pedirlos previamente) y la verdad que inolvidables: qué cosa más rica por dios! En su punto, ligeros, soberbios.
Además de las patatas fritas (caseras, en su punto de sal) lo hemos acompañado de una ensalada de tomates de Cantabria. Puede parecer un plato sencillo, pero en mi vida he comido unos tomates más ricos, tan bien aliñados y templados. Hemos tenido que pedir otra!
Los flanes del postre (de huevo y de queso), muy ricos también.
El servicio ha sido estupendo. Rápidos y súper agradables, familiares sin dejar de ser correctos.
Estamos deseando volver, así que nos vemos enseguida!
Los huevos encapotados son su especialidad pero algo caros para lo que realmente es.
La ensalada de tomates estaba de muerte. Se nota que tienen buena materia prima.
Por cierto que te cobren 9€ por un huevo y que no lleve casi yema… es de delito pero bueno.
Las vistas desde su terraza a toda la ría son increíbles.
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