Un pueblo realmente digno de visitar, por su bello enclave, sus cascadas, sus aguas color turquesa, las casas...
Todo te deja con la boca abierta.
Se accede por unas escaleras al lado de la catarata que te llevan a la plaza del pueblo donde se puede ver el nacimiento del río.
Hay varios aparcamientos dónde dejar el coche a las afueras del pueblo, son gratuitos.
Lo único que se echaba en falta eran sitios dónde comer o comprar comida.
Solamente había dos locales abiertos y a las 14:00 ya no tenían sitio para comer.
El menú a 15€ y 16€.
Mirador con vistas espectaculares. Sitio muy recomendable y no suele estar concurrido!! Además, de muy fácil acceso.
Un rincón con encanto.
Bien para ver con niños
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