Sidrería / Bar de barrio, de los que cada vez quedan menos. Pefecto para comer de menú entre diario.
El menú incluye dos platos, bebida y postre o café.
La paella, que es un plato difícil para comer de menú, estaba buena y en su punto.
El resto de platos, sin ser nada muy elaborado, también estaban bien.
Mucha variedad de postres a elegir y buen café.
El trato desde el primer momento fue fantástico, nos explicó lo que llevaba cada plato con lujo de detalle. Al final nos comimos un cachopo de cecina con queso cabrales y estaba riquísimo. Volveremos a comer allí, está ubicado cerca de paradas de autobús y cercanías. Muchas zonas verdes y lugar muy tranquilo, totalmente recomendable.
La atención de los camareros es excelente. Simpáticos y limpios con las mesas.
Actualizo los precios, tinto de verano 2'80€
El tiempo de espera desde que pides hasta que te llega la consumición es la justa y necesaria. Y además si vienes acompañado te ponen aperitivo.
Como pega diría que la mesas están muy juntas para que el humo del tabaco de la mesa de al lado no te moleste.
Precio estándar de cualquier bar de Madrid.
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