Llegamos por casualidad y nos sorprendió.
Lugar con mucho encanto, decorado con mucho gusto.
Sin reserva pero no tuvimos que esperar mucho.
La atención es espléndida. Servicio rápido y atento.
Tapas y raciones de gran calidad y a buen precio.
Para repetir siempre.
Gran variedad en la carta, sirven muy rápida , los camareros que nos atendieron muy atentos y simpáticos. Merece mucho la pena hacer una parada si vas de camino en carretera. Pedimos salmorejo, flamenquín, una tosta con morcilla y una tarta de merengue que estaba espectacular
Paramos en este lugar a comer de casualidad. Estábamos en carretera en mitad de nuestro viaje y quisimos entrar. Qué maravilla encontrar un restaurante en el que se trabaja tan limpio, tan agradable y tan bien. Tanto su dueño como cada trabajador/a daban sensación de trabajo profesional y respetuoso.
La comida nos encantó y su precio nos pareció adecuado. Gracias por hacernos sentir como en casa.
Si estoy cerca sin duda repetiré. Recomiendo ir.
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