Muy cómodo y bien decorado el salón interior donde nos sentaron. Las raciones que nos trajeron estaban buenísimas (las patatas revolconas con torreznos nos las trajeron de primeras sin pedir ni la bebida. Prácticamente por sentarnos). El trato con los camareros muy buenos, dándonos hasta sugerencias. Y el precio creo que bastante razonable por lo que pedimos. Sin duda lo recomendaría para el que visite Galapagar.
Sitio que encontramos de casualidad al estar por la zona y nos sorprendió muy gratamente.
Pedimos zamburiñas, que ya veis la ración y solo costaban 10€, si si 10€. También para acompañar pedimos mejillones, que estaban bien, de grosor mediano y el otro entrante fue unas croquetas que eran de marisco, y están INCREÍBLES, un sabor, una cremosidad. Las recomiendo sin duda.
De segundo para compartir pedimos picaña que venía con su guarnición y una piedra para hacerla cada uno a su gusto. Buen sabor, se deshacía en la boca.
Postre fue tarta de Santiago, se me olvido hacer la foto :( era casera y jugosa.
Estuvimos en una terraza con carpa que se estaba genial, se respetaban las medidas Covid y el persona era encantador y atento en todo momento.
Si os pilla de paso, ir sin duda.
El sitio está muy bien, se puede reservar, tiene terraza, entre semana tiene menú y sino por raciones para grupo sales bien comido también. Todo muy rico en especial los huevos rotos y las patatas fritas caseras, de postre no quedaban muchos pero la tarta de queso tipo philadelphia muy buena. La única pega es q los camareros no te dejan comer tranquilo y están demasiado pendiente para retirarte el plato no entiendo el porqué, da la sensación q los necesitan para otros clientes...
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