Como su nombre indica, si que puede decirse que esté un poco escondido, pero merece la pena buscarlo un poco para disfrutar de una carta muy apetecible.
Sin duda, la comida, todo un acierto y muy rica, pero sin duda uno de sus puntos fuertes es el señor que nos atendió con mucho mimo y explicándonos todas las dudas que pudimos tener. Yo diría que si no era el propietario.....poco faltaba, pero su buen hacer y las ganas de dar un servicio de calidad es de agradecer.
Como ya os he dicho la comida riquísima, pedimos unas copas de vino de la zona y muy rico también, pero.......el postre.....de locura❗❗❗ una de las mejores tartas de queso que hemos probado. Súper recomendable.
Si volvemos por la zona, sin duda repetiremos.
Saludos❗❗❗❗❗.
¡Espectacular!
Ha sido una grata sorpresa…
Su apuesta por detalles de alta cocina en sus platos, con originalidad y sin caer en la pretención.
El servicio destaca por su profesionalidad, amabilidad y cercanía.
Calidad versus precio más que correcto.
Totalmente recomendable.
¡Cuando vuelva a Cuenca volveré seguro!
Cristina Martínez Ponce
+5
10 de 10!!! Todo un descubrimiento!!😍
Este local está situado justo al lado de la Plaza Mayor de Cuenca pero, como su nombre dice, escondido de todo el bullicio que pueda tener esa zona.
El restaurante tiene zona de interior con decoración rústica y también una grandísima terraza que da al río Júcar, súper agradable para unas buenas copitas tras la comida, que en nuestro caso se alargaron hasta la noche.
Nosotros pedimos unas croquetitas muy cremosas, un tataki de atún riquísimo, una ensalada de ventresca y una tarta de queso que estaba realmente buena.
El personal súper agradable. Recomendable 100%
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