Juan Carlos Bueno Castaño
+4
Comimos un menú del día. Había arroz blanco con calamares en su tinta. Muy rico y rollo de bonito, espectacular. Totalmente aconsejable, pienso volver cuando me coincida.
Cenamos aquí en nuestra segunda noche en Avilés y nos gusto tanto que volvimos al día siguiente a repetir.
El lugar es cuanto menos pintoresco y el personal de sala superatentos con todos los comensales.
Cenamos el primer día zamburiñas, pastel de cabracho y entrecot de ternera.
El segundo un cachopo de considerables dimensiones que como lo habíamos visto el día anterior sabíamos que sobraba con el solo para dos. Spoiler, no fuimos capaces de comernoslo entero.
Sitio 100% recomendable, muy buena relación calidad/precio.
En pleno mes de julio nos sorprendió que un sitio tan longevo y mítico de Avilés no estuviera lleno. Está situado en una boca calle del ayuntamiento, en pleno centro y antiguamente era visita indispensable para tomar una sidra.
Las dos veces que fuimos estaba literalmente vacío, apenas 5 mesas. La carta no está mal y tienes bastante dónde elegir. En general, los platos que probamos estaban bien, tanto en la calidad del producto como en la cantidad. Quizás el precio un poco excesivo en alguno de los platos como es el caso de los quesos: 22 eurazos por lo que llaman tabla de quesos ( sólo hay 2 ). De todas formas son productos de calidad.
En cuanto al servicio, destacar la simpatía y la buena atención de los dos camareros que nos atendieron, que a pesar de la bronca que en pleno servicio se llevó uno de ellos por parte del jefe, no perdió su sonrisa. Enhorabuena, porque tener al enemigo en casa no es fácil.
Volveremos en el próximo viaje.
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