Lugar increíble en el corazón de Zaragoza. El sitio está en un bajo, ambientado con luces tenues y las mesas son semicirculares haciendo que cada una esté aislada de la siguiente, por lo que la experiencia es muy íntima, sin interferir con los demás comensales. La comida exquisita. Éramos 5 personas y pedimos diferentes platos variados. Estaban todos muy buenos, no sabríamos destacar uno por encima ya que eran elaboraciones muy bien ejecutadas. Pero sí cabe destacar el postre. Pedimos la Cheesecake de pistacho y fue una muy buena elección, es cremosa desde la punta hasta el borde de la porción y es sin gluten, lo que se agradece para que las personas celíacas tengan opciones deliciosas en la carta. También el sorbete de mango estaba espectacular!
Por último destacar la atención recibida, fueron muy agradables y atentos con nosotros y nos recomendaron varios platos para elegir. Recomendable 100% si visitas Zaragoza!
Hemos ido mi pareja y yo a cenar y hemos quedado asombrados. Todo estaba buenísimo. Nos hemos pedido dos pan baos, el de costillar y el de carrilleras, ambos buenísimos pero sin duda el de costillar estaba tremendo. Hemos pedido también los huevos con foie dorados y estaban muy buenos, además de que la ración era grande y por último hemos pedido coulant de chocolate que venía con helado y muy muy bueno. El ambiente agradable y los camareros muy atentos en todo momento. Lo recomiendo mucho.
Teniamos desde hace tiempo pendiente el ir y la verdad que mereció la pena. La atencion estupenda. Y la comida buenisima, el pan bao con costilla tenia un sabor impresionante, las gyozas de verduras y langostino tremendas, las patatas buenas pero mucha cantidad para dos, y el colofon final risoto de rabo de toro, una explosion de sabor. No pedimos postre porque ya no podiamos mas. Volveremos seguro.
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