Nos ha gustado mucho!
Esta justo al lado de la iglesia, es un lugar cómodo y calientito, que hacia mucho frío, hemos pedido varias cosas para desayunar y ha estado todo muy rico, las tapas están buenas.
Recomiendo el lugar, los camareros son majos y atentos.
Me encanta entrar en esta histórica cafetería los días de lluvia. El servicio estupendo, el café buenísimo y los cruasanes recién hechos. El ambiente entre semana bastante tranquilo, pero conforme avanza el día, esa barra de tapas es lo más, para recargar pilas y volver al trabajo o para disfrutar con amigos. Mi primer recuerdo aquí es allá por el año 1975, con mis padres un domingo, a vermutear, que decían ellos 🥰🥰
Hemos vivido unas fiestas de lo más variado y divertido y en esta cafeteria referencia de lo mejor del centro de Zaragoza hemos desayunado y cenado varios días. Es ideal para disfrutar del ambiente de la plaza del Pilar todo el año pero en especial en fiestas.
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