Planificando un fin de semana por Zaragoza, encontré por casualidad este restaurante con una propuesta muy interesante, un menú a ciegas, que no sabes lo que vas a comer hasta que te lo ponen delante. Local con decoración muy "gamberra", un aire a lo David Muñoz, pero con su estilo propio y diferente, lejos de lo que habitualmente esperas de un local de alta cocina.... no se quien es el fetiche de los patitos, pero muy graciosos ;). Menú de muy altísima cocina, muy muy trabajado, 14 + 1 pases a ver cual sorprendente más.... Desde el primero al último pase, se nota un menú hecho con pasión, sorprendente, y que nada tiene que envidiar a restaurantes de muchas estrellas y caché en ciudades que doblan o triplican en tamaño a Zaragoza. Carta de vinos bien seleccionada, y más si te dejas aconsejar. Muy acertados. Mi más sincera felicitación a todo el equipo, desde la cocina hasta la sala, todos muy sincronizados, las casi tres horas de cena se pasan volando, ya que cada plato es una sorpresa y una interpretación muy personal de la cocina de Franchesko. Recomiendo que si estás en Zaragoza, no te lo puedes perder, hay que visitarlo ya que es cuestión de tiempo que le planten más de una estrella Michelín muy merecida (ya tiene un sol repsol), y todo ello a un precio muy asequible para lo que se ofrece. Por poco más de 60€ tienes un menú moderno y lleno de ideas frescas, de la nueva hornada de chefs de alta cocina que están pisando fuerte.