Espectacular restaurante con unos platos impresionantes. De muy reducidas dimensiones, hay que reservar mesa con, por lo menos, una semana de antelaciòn.
Muy buen servicio, abigarrada decoraciòn setentera crean un ambiente acogedor muy simpàtico. Los productos, de gran calidad, muy bien presentados.
Simplemente me encanta, es un sitio diferente, original, que cuida los detalles, y lo más importante, se come de lujo. Son rápidos, educados y se mojan a la hora de recomendar un plato u otro. Y qué decir del local, un pequeño museo vintage con una iluminación fantástica, las fotos hablan por sí solas. De lo mejor de Zaragoza, sin ninguna duda.
Restaurante donde esta difícil decir que es lo mejor, si la atención al cliente, la comida o el propio local y su peculiar ambientación.
Respecto a lo primero, muy buen servicio, explicación detallada de cada plato del menú, amabilidad, rapidez.
Sobre la comida, platos con toques diferentes, originales, pueden ser elementos comunes con un toque diferenciador que los hace distintos.
Y el local, pues muy agradable, con luz natural de día, acogedor, y ese batiburrillo de elementos diferentes que dan la sensación de desorden ordenado.
An error has occurred! Please try again in a few minutes