Situado en un pueblo granadino con encanto e interesantes monumentos, terraza soleada para invierno, lugar tranquilo y cómodo para los amantes de los pueblos pequeños para disfrutar del tiempo relajadamente. Buena atención y buena relación calidad-precio. Facilidad de aparcamiento lo suficientemente amplio como para sillas de ruedas en la misma calle bajo viejisimos y enormes plátanos de sombra. Las vistas no son hermosas pero tampoco feas.
Perfecto para ciclistas como zona de paso y de café. Desde la costa se llega relativamente bien. Se hace ejercicio si subes por la Gorgoracha o bien si llegas por el Azud de Vélez. Café y a seguir la ruta o a volver a casa.
Hay aparcamiento para las bicicletas y con el café siempre caen un par de pastas, o magdalenas, o mini tostadas, para acompañarlo.
Wifi y buen servicio.
si kieres sentirte como en tu casa solo tienes k entrar y disfrutar de ese ambiente familiar donde se regalan sonrisas y muxo cariño .
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