Fuimos a comer por recomendación de gente de villaviciosa, que decir, los elogios se quedan cortos, para comenzar pedimos 2 menús del día y un entrecot de vaca madurada.
El primer plato del menú, potes (creo que se llamaba) era capaz de dejarte con la boca abierta, estaba increíble y por no hablar de la cantidad que te ponían, espectacular. Para continuar el menú de segundo pedimos bonito y ternera asada, la ternera se deshacía en la boca y tenía un sabor que te dejaba anhelando más, por no hablar del bonito, que te lo traen hecho y preparado para incar el diente. Y por último de platos principales tenemos el entrecot, para mi gusto de lo mejor que he probado, te lo traen al punto que gustes y en mi caso, que era sellado, tenía un sabor espectacular de esos que recuerdas y se te cae la baba.
Y la joya de la corona, la tarta de turrón casera, con tropezones de turrón para más sabor, textura cremosa y maravillosa.
Del personal, que decir, nos tocó a Dani, muy cercano y atento a todo, no se le escapa ninguna.
En conclusión nos sentimos como en casa, y nos vamos deseando volver.
Muy bien, tienen una terraza interior muy agradable. Buen menú y buen trato, así da gusto. La fabada, buenísima.
Gran lugar y más grande aún la camarera vasca que tuvimos la fortuna de conocer (que mira que nos dijo el nombre y ahora no recordamos...Anisse???). Estuvimos encantados con un patio interior muy agradable y un cabrito que se deshacía en la boca y te hacía llorar de lo bueno que estaba. Una gran experiencia y luego decidimos ir al golf a comer para volver a encontrarnos con la camarera (y ese día estaba justo en el Escorial otra vez). El postre muy rico también. En definitiva, un lugar con un patio interior muy agradable y buena comida. Y si tienes la fortuna que tuvimos nosotros, la experiencia será inolvidable. Gracias!!!!
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