Restaurante ubicado en Villamuriel de Cerrato, para mi mítico, aunque para tomar algo ya que es la primera vez que como aquí.
Local muy amplio, disponiendo de varios espacios y comedores, y decoración muy bonita para mi gusto, ambientado en la época medieval, pero a la vez moderno, y tengo que destacar que a pesar del calor tan bestial que hacía en la calle, en el comedor se estaba de lujo. Los baños estaban bien.
La carta es bastante variada; nosotros pedimos el menú, que estaba genial ya que era variado.
Pedimos de entrante gazpacho de sandía, aunque de sabor no lo diferencié del normal, pero estaba bueno.
De primero arroz con rabo de Toro, que era una ración bastante generosa, y me encantó, estaba muy bueno y sabroso.
De segundo pedimos solomillo al Pedro Ximenez, con puré de patata, esta ración ya era más escasa, pero suficiente; me gustó bastante de sabor, lo único que destacaría es que lo pedí al punto tirando a poco hecho y me lo dieron demasiado pasado, se me hizo demasiado seco, y finalmente no lo pude acabar, la carne así por más que lo intente me estropea el plato.
Tomamos vino tinto de la casa, hecho por ellos mismos, de esto no diré nada ya que no entiendo mucho, soy de vino blanco.
De postre pedimos sorbete de mojito que no triunfó demasiado y tarta de queso que no estaba mal pero las he probado para mi gusto mucho más buenas.
La atención del personal fue profesional, eran atentos y bastante agradables.
La relación calidad precio normal tirando a alto.
Lo que podrían mejorar es que algunas raciones se quedan un poquito cortas.
Por lo demás, todo bien.
Varias veces he intentado ir, pero sin éxito. Esta vez con reserva previa por fin lo he conseguido. Comida y reencuentro con un viejo amigo. Vimos el menú por Facebook y decidimos reservar.
Pedimos lo mismo; arroz con bogavante y estofado de lechazo churro a la toledana y vino de la casa. De entrante una cazuelita de barro con patatas revolconas, originario de El Tiemblo, donde se suelen denominar igualmente patatas revueltas, meneadas o removidas. Si que eché en falta los tropezones de panceta churruscadita pero aún así estaban muy buenas. Nos ofrecieron varios tipos de pan a escoger; algo que casi nadie hace. Para beber un agua en botella serigrafiada del restaurante y un jarro de barro con vino cosechero de Valbuena de Duero; excepcional.
El arroz con bogavante servido en cazuelita con asas no me motivó más que lo justo; mucho calamar, un trozo de nécora y un pedazo de pinza de bogavante. La cantidad correcta, pero de sabor se quedaba muy plano aún así dimos buena cuenta de ello. Poco tiempo de espera para el principal que se anunciaba como he dicho “estofado de lechazo churro a la toledana” .
Pues bien, lechazo no era, sino cordero que es así con esta res como se hace a la toledana. Eché de menos la zanahoria y el jamón, pero la ejecución muy correcta; en su justa medida.
En el postre pedimos arroz con leche y yo cremoso de frutos rojos; compartimos unas cucharadas e inmediatamente me parapeté detrás de la copa del cremoso que estaba espectacular. Dos cafés y nos obsequiaron con mini bombones helados y pasamos a un poco de tertulia.
Por supuesto que para repetir y lo mejor de todo el servicio…
A quien corresponda; cuida del capital humano de este negocio porque nos hicieron sentir como en casa o quizá mejor aún. Bravo por todo este equipazo.
El sitio espectacular, un entorno muy agradable…
Hasta pronto.
Comida deliciosa y un trato excelente , hemos hecho varias celebraciones y sin duda lo recomiendo
An error has occurred! Please try again in a few minutes