Cristina martínez rivas
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Mi experiencia ha sido maravillosa desde que llegamos hasta que nos fuimos.
Hay que reservar porque está siempre lleno,nosotros habíamos reservado para 9 y avisamos que yo iba en silla de ruedas.
Nada más entrar por la puerta, todo fueron atenciones, me habían puesto un sitio súper cómodo para mí y se preocuparon en todo momento de que me sintiese cómoda y a gusto.
Ya una vez allí, la decoración, los trabajadores, la comida, todo su conjunto, te transporta a una aldea asturiana y, por momentos piensas que estás allí.
La comida buenísima. Los chorizos a la sidra, las croquetas de cabrales, los escalopines al cabrales, los cachopos (tremendos cachopos), los rollos de atún e incluso ese pan de bolla (pan blanco y pan de centeno). Estaba todo increíble.
Para el capítulo de los postres escogimos 2: un arroz con leche con una capa de crujiente azúcar quemado al momento y una crema de queso con mermelada de arándanos espectacular.
El servicio muy atento, amable y efectivo, contando que todas las reservas les llegaron a la misma hora.
Un sitio al que volver por mil razones, calidad de servicio y comida, y sensibilidad y atención absoluta a los usuarios con movilidad reducida y a las personas mayores. Son una gran familia y te hacen sentirte parte de ella.
Así que, para mí, 100% recomendable.
Hemos ido hoy por primera vez 4 personas. Nos ha encantado. Una maravilla. Pedimos croquetas, cabracho, un cachopo, fritos de merluza, rollo de bonito, arroz con leche y mousse de chocolate. Espectacular TODO, la comida brillante, platos muy abundantes, todo casero, trato amable y simpático del personal. No puedo poner ni una pega. Si volvemos a Vigo, volveré sin dudarlo.
De 10 y si sobra algo, te lo ponen para llevar. Maravilloso
Un restaurante muy recomendable.
La comida y el servicio, de 10.
Para repetir.
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