Hemos comido varias veces allí. Es un restaurante con mucho encanto, muy conocido en valladolid. Buen producto y muy buen carta de vinos. Sin duda su plato estrella es el lechazo, nosotros fuimos 4, pedimos niscalos, torreznos, lechazo con ensalada y patatas y de postre una el hojaldre de crema.
A destacar la amabilidad de la jefa de sala.
Sitio céntrico y super agradable. Bonito por dentro y una buena terraza. Si quieres su famoso lechazo reserva con antelación, al menos los fines de semana, no pudimos probarlo por ese motivo. El camarero nos dio varias opciones y elegimos el chuletón de Angus, muy bueno y con papas y pimientos de padrón, el precio ed según peso, nos salio unos 35€ por plato. De entrantes unos torreznos de soria, buenísimos, pero frios, no sé si es lo habitual o estaban así por alguna razón. También una ración de croquetas, abundante y buenas. Lo que para nosotros fue un desastre era el pan, horrible, parecia de ayer, seco e insípido, pienso que no está a la altura de los platos que sirven ahí. Los postres muy buenos, sobretodo la tarta de queso. El trato genial, muy rapido y muy amables.
Una experiencia excepcional. Disfrutamos de principio a fin, sin excepción. El lugar es encantador, la atención fue maravillosa y la comida un auténtico espectáculo. Cuidan hasta el último detalle y es imposible sentirse más cómodo y disfrutar más de una buena mesa. El lechazo magnífico, pero no desmerecen los entrantes, o el vino recomendado por la casa o los postres. Lo dicho: experiencia muy recomendable con una buena relación calidad/atención/precio.
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