Local de moda. Muy interesante. Al final no deja de ser un lugar enorme con muchas posibilidades que se queda corto. Una semejanza al famoso Mercado de San Miguel en Madrid quedándose corto. El sitio es magnífico y la decoración muy vistosa. Faltan grandes marcas de restauración, pero es aconsejable pasar y probar. No os dejará indiferentes.
Un ambiente muy moderno y acogedor con ofertas gastronómica variada.
Es sorprendente encontrarse algo así al final de lo que parece un callejón sin salida y rodeado de fincas altas.
En la planta baja hay una barra central con tiendas alrededor.
En la primera planta hay un par de barras y el aire acondicionado se nota más pq el espacio está cerrado por cristales.
Los baños no son muy amplios para lo grande que es y el volumen de gente que puede albergar.
Un sitio especial para pasar una mañana, si que es cierto que es algo caro y hay poca oferta, por lo menos para mí.
Lo mejor siendo honesto el trato del vermutero, no está mirando el móvil como muchos de los dependientes, siempre está atento con una sonrisa, y los precios de las gildas son muy normales para la calidad que tienen.
Yo siempre que vengo a la imprenta me tomo un vermut y un par de gildas.
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