No conocíamos este encantador restaurante. Ubicado en los bajos del hotel Caro, de puede acceder desde la calle o desde el propio hotel. Una decoración en madera hierro y cemento que enaltece los propios materiales. Ya desde que entras en el recinto el ambiente te absorbe. Luces tenues y muy agradables, luz exterior proveniente de la piscina superior, muy agradable. Las antiguas murallas que se encuentran en el lugar, muy bien respetadas y resaltadas. Las mesas suficientemente amplias y separadas, cosa que se agradece. Tienen una buena carta y un bodega mas que decente. Ofrecen un menu por 25 euros a mediodía, muy bueno, más que suficiente. Que cambian muy a menudo. El servicio muy correcto y agradable. Un sitio para recomendar sin ambages.
Hacía tiempo que quería ir al restaurante para disfrutar del fantástico entorno, presidido por la muralla árabe del siglo XII, y no me defraudó. Tomamos el menú semanal del día y un excelente vino de variedad Merseguera. El personal solícito y encantador, con especial mención del director del restaurante y sumiller Pascual. Un restaurante totalmente recomendable.
Descubierto al pasar paseando, buena materia prima y muy buena atención por parte del personal. La decoración con los restos de la muralla árabe muy sutil.
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