Paramos de casualidad porque nos llamó la atención la tranquilidad y la sencillez. Y las mesas en forma de barril, que de vez en cuando somos así de superficiales host**s. Pedimos un par de copas de vino, muy bueno el vino. El blanco bien fresquito y acertó el chico con el verdejo. El tinto ya lo tenía fichado así que sabía que iba a ser un "seh!". Para acompañar primero lo dejamos en papas, pero era como..."meh! Nos falta algo" y pedimos una tabla de quesos. Muy guays. Que puede haber en este mundo más orgásmic0 que el queso??!!! Nada! Total que lo que és la comida y el vino tienen mis dieses. El servicio. Juan, que de majo y atento te pasa a pesao! El chico que nos atendió pecaba justo de eso...de ser tan atento y tan predispuesto que resultaba pesado y agobiante...nos trajo la carta por si queríamos picar, le dijimos que miraríamos a ver y volvió, y volvió y volvió y al final pedimos. No hace falta tanto, deja la carta, dame tu recomendación (una sola vez, no 15) y vete...somos mayores y muy listas. Podemos llamarte si queremos pedir algo al final o no hacerlo y no sentirnos obligadas. You know? Pues eso. Que muchas gracias, que no se podrá decir que no tienen atención al cliente, pero a veces es too much y esta era una de ellas. Si me lo rebajas para la próxima te recomiendo hasta en Pekin niño!
Sitio nuevo en el barrio que nos encanto. El servicio super amable y atento en todo momento. La comida buenisima, la ensaladilla, el tomate con ventresca y aguacate, las bravas, el pulpo todo para picar al centro. Quizá diría que la tabla de quesos era un poco escasa de cantidad. Y sin duda recomendaría el solomillo que tienen fuera de carta y la cecina. Calidad precio genial, volveremos sin duda.
Sencillo. Acogedor. Delicioso. Lo mejor para ir de tapeo fácil a tomar algo mientras degustas vinitos bien fríos donde cualquier plato o vino que pidas no falla. Simplemente genial. Los postres son un 10/10!
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