Nos encontramos en un lugar recogido, acogedor, tanto para encuentros íntimos como para reuniones de amigos. Todo muy nuevo, limpio y decorado con gusto. Los dueños muy simpáticos, amables y comprometidos, se les nota la ilusión, la pasión por la cocina y el servicio. Cualidades que luego se reflejan en la comida, todo como hecho en casa, a fuego lento... Una carta sencilla sin demasiadas opciones para no perderse y no saber que elegir. Típica comida venezolana donde podemos distinguir cada ingrediente gracias a que las masas y rebozados nos quedan nada grasientos ni aceitosos. Optamos por probar casi toda la carta o al menos lo más destacado. Las raciones son generosas y los amantes del queso quedarán más que satisfechos. Degustamos sus característicos tequeños XL, patacon, arepa, cachapa y una de las burguer de la carta, la "pelirroja" increíble combinación de carne de vacuno de primerísima calidad, carne mechada dulce, queso de mano...abrazada por un brioche espectacular, cada bocado una delicia. Se coronaron la experiencia con una tarta tres leches que no habia probado en ningún sitio, exquisita!!!! Me quedé muy gratamente sorprendido y sin ninguna duda volveré (más de una vez) para probar otras burguer así como repetir algún plato. Un millón de gracias.