Establecimiento esquinero con excelente luz natural. Gran dificultad de aparcamiento gratuito en proximidad.
Dispone de mediano comedor interior con sillas casi unas encima de otros aprovechando el espacio al máximo. En exterior, diferentes terrazas descubiertas.
Desayuno, almuerzo, menú en horario de comidas... Diferentes opciones para no dejar de acudir.
Adecuado servicio de camareros.
La calidad de los productos de bollería consumidos es excelente. Igual opino del café espresso.
Sin embargo, los precios de las consumiciones no fueron los esperados vista afuera del tipo de establecimiento que en apariencia se muestra. Por ello, por calidad regresaría, no por precios.
En resumen, correcta, sin más, relación calidad cantidad y precio.
Lo que comí estaba bueno, unas bravas, ensaladilla rusa y sepia, el camarero muy amable, la terraza muy bonica y se estaba agradable. Volveré
Sólo he tomado café y croissant pero no hacía ni dos minutos que estaba sentada y ya lo tenía en la mesa. Además son amables y el croissant estaba buenísimo. El café también está muy bueno y no me suelen gustar los cafés por ahí. Terraza muy agradable y el precio un poquito caro.
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