Empezando por el emplazamiento, lugar maravilloso (Mercado central).
Local llamativo en el entorno.
Se debe esperar turno.
Se almuerza en barra. No hay mesas.
Disponen de una pizarra, donde hay parte de lo que se puede pedir. Y en los manteles, hay un código QR, donde figuran algunas pocas cosas más.
La atención y el servicio son rápidos y buenos.
En el almuerzo, se echan de menos unos cacaos o/y olivas. Que parece extraño que no se sirvan, ya que Ricard es defensor de la terreta, y en los almuerzos populares, no suelen faltar.
Los almuerzos están buenos.
Buenos contrastes de sabores, como en los platos de sus restaurantes.
El tamaño no es grande, y no va excesivamente cargado. Pero es tamaño justo para quitarnos el hambre.
El café es muy bueno.
El precio es un pelín caro, teniendo en cuenta que cobran todo por separado. Pero también hay que tener en cuenta, que pagas la "marca".
En definitiva, ambiente agradable y buen comer.
Seguiremos haciendo alguna visita.
El café es muy rico y los bocadillos también están buenísimos, la atención fue muy buena todos los empleados muy simpáticos y amables, el único pero que veo es que de llena mucho y tarda en sentarse pero es normal porque es pequeño y va mucha gente así que si van tengan ya esa idea que para sentarse se tarda. Me dijeron que era caro pero la verdad no me lo pareció al final es de un chef reconocido y el precio depende de lo que pidas. Seguramente repetiremos si nos pilla cuando hagamos el mercado.
CECILIA MONSALVE MERCADAL
+5
Es la tercera vez que iba, porque siempre hay fila. Hoy, menos gente temprano. Por lo tanto, unos minutos y ya. Comí buñuelos de bacalao (2,80 E c/u, pedí tres que, estaban ricos, suaves y crujientes, un trozo de tortilla (5,50 E) y una cerveza. 3,50 E. Me atendieron bien y rápido.
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