Bar-restaurante de toda la vida en pleno barrio del Carmen.
Especialidad en tapas y bocadillos.
Pedimos uno de los bocadillos valencianos más típicos: el chivito (ternera, huevo frito, jamón cocido, queso y lechuga), en el que todo estaba delicioso (además de ir bien cargado)
Probamos también las patatas bravas, acompañadas de 3 salsas más a elegir: ketchup, barbacoa y allioli; así como las setas de cardo a la plancha, que estaban muy tiernas.
La dueña, muy amable, no nos dejó irnos sin probar su tarta de queso casera, muy consistente y cremosa.
El carajillo, bien quemado.
Muy buena relación calidad/precio.
Servicio rápido y atento.
Se puede comer por 15-20 €
Dispone también de una terraza.
Accesible para silla de ruedas.
Comimos fenomenal, las hambuerguesas riquisimas, hacia tiempo que no comia una tan grandes y ricas, el pan fabuloso...
Para repetir, muy familia
Un almuerzo completo: bocadillo grande bien colmado de pan bueno de masa madre, vino y gaseosa en cantidad, unos cacaos y un café largo, todo muy bueno, por 9,70 euros. Ellos no tienen la culpa de que el Ayuntamiento, gran sanguijuela, les cobre tributos por respirar. En general, un buen local, clásico, con terrazas. Muy buen servicio, buen género y buenos aseos.
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