Nos ha sorprendido gratamente el restaurante del Bioparc. Acostumbrados la mala calidad de este tipo de establecimientos, encontramos dentro de sus limitaciones, la comida sabrosa y con buenas raciones para los más peques. El pollo al horno no excesivamente seco y la paella en su punto de sabor. Lo mejor de este lugar, las vistas. Su cartería exterior si ha ido a menos, y desde mi punto de vista, deberían cuidar más las opciones tipo snack con opciones más variadas, con más calidad y más saludables. Solo encontramos bocatas de jamón, paninis congelados con una pinta horrorosa y bollería industrial.
Sorprendentemente la paella está muy buena!!!
Después de leer las reseñas nos daba reparo pararnos a comer en el restaurante del Bioparc pero nuestra opinión es que el sitio es muy acogedor, estás comiendo con un rinoceronte tumbado a tu lado(como no te vayas de safari no lo ves en ningún sitio...).
En cuanto al precio, vas a pagar el sitio en el que estás y el que se sorprenda que se traiga un sándwich de casa y que se lo coma de extranjis
Al estar el Covid y funcionar el parque con protocolos, pues es el único bar que está abierto.
Unas vistas maravillosas, contemplando el parque, sus antílopes, carpas, rinocerontes, avestruces, cebras, la verdad que se come con una sensación increíble.
Los menús pues ni baratos, ni tan caros como dicen, la mejor solución, coger platos individuales, sale más económico y al final pues comes lo mismo.
El trato muy bueno, buen servicio y la comida muy rica sin duda alguna, muy buena elección.
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