Reservamos bastante justos y por suerte tenemos mesa.
Bonita decoración y limpieza.
Dispone de terraza exterior, mesas a la entrada, un salón más interior y al parecer algún reservado.
Nos sentamos en mesas de la entrada.
El servicio es correcto y relativamente atento, aunque tienen alguna contestación grotesca y trato déspota.
Pedimos de entrante puntilla, y suelen tener entrantes fuera de carta. De la cual pedimos una ensalada de tomate valenciano, con ventresca, mojama, cebolletas en vinagre y olivas.
La puntilla buena. Sin exceso de rebozado y buen punto.
La ensalada muy buena también y generosa. Que por el precio que tiene, ya debía de estarlo..
Ya casi con eso, hubiéramos comido.
Habíamos encargado un arroz del senyoret para 2.
Muy buena presentación. Arroz al punto, y generosa en cantidad.
Tenia un puntito ligero de picante, que creo que es porque le echarían algo de pimentón rojo picante...para mí fallito y debía de avisarse. Pero cada uno en su casa, cocina como quiere.
Nos sobra arroz y pedimos para llevar.
Nos dan un tupper de plástico y bolsa. Y como Juan Palomo. Yo me lo guiso, yo me lo como. Osease, te lo echas tu en el tupper.
Habíamos dejado el hueco del postre, y pedimos tarta, muerte por chocolate.
Muy buena y con una bola de helado de vainilla. Efectivamente, a pesar de no ser una cosa ostentosamente grande, acabas a tope de chocolate.
La experiencia ha sido buena e íbamos con expectativas.
Cómo punto malo y que nos pasó a las 4 mesas de 2 que habíamos en línea, calor sofocante, a pesar de que el aire acondicionado, en teoría estaba a tope y puesto. Lo que ha hecho un poco la comida más larga y de no tan disfrute como hubiera gustado.
Que decir, que la cocina está justo al lado.
Relación calidad precio, algo disparado. Pero es obvio, que si quieres comer bien y de calidad, hay que pagarlo.
Como siempre estoy encantada. Buena comida y buen servicio. Cosas a destacar:
La dueña me llamaba por ml nombre de pila lo que hace más personal el servicio.
Me han puesto las quisquillas más grandes que he probado en mi vida. Lo siento no saque fotos.
Nos pusieron pan y no lo solitamos. Entiendo que será algo puntual.
Volveré sin duda y os lo recomiendo.
La posada del Arroz es el mejor sitio para comer un arroz exquisito. Su paella de marisco es espectacular, con un sabor intenso y una textura perfecta. El personal es muy amable y atento, y el ambiente es acogedor y tranquilo. Los postres caseros son una delicia, especialmente la tarta de queso. Los precios son razonables para la calidad que ofrecen. Lo descubrí por casualidad y me he convertido en un cliente habitual.
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