Es la segunda vez que venimos, pero esta vez hemos probado la terraza y lo hemos disfrutado muchísimo.
La terraza es genial, se está fresco, rodeados de plantas, a la sombra y con una música que te transporta a lugares felices, tranquilos y llenos de recuerdos.
La comida, fantástica. Hemos probado “El Menú del Baró”, muy completo, con especialidades del delta del Ebro.
Hay platos infantiles para los más pequeños, quizás demasiado abundantes, así que los peques no se quedarán con hambre.
Si viajáis con peludos, en la terraza (qué está en el primer piso, oculta a la calle) son bienvenidos.
No ha sido nuestra primera visita, y seguro que no será la última.
Lugar precioso por el edificio en que está y su decoración. Cenamos de carta y nos atendieron estupendamente. Pude probar las ostras, pedir arroz del Delta del Ebro y unas croquetas buenísimas. Resultó buena elección para celebrar mi cumpleaños.
Todas las mejores cosas pasan por casualidad! Efectivamente, descubrimos este magnífico restaurante pasando por la calle sin ningún rumbo. Cuando subimos arriba nos encantaron esas salas, todas de diferentes colores. Pedimos un menú (25€) por persona y todo era muy rico! También tienen terraza interior muy bonita, pero en invierno hace frío.
RECOMIENDO 100%.
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