Paramos a comer de paso tras reservar mesa.
El servicio muy rápido y atento, con buenos detalles, como el que comento más abajo con las pequeñas.
La comida, de calidad y en cantidad suficiente, aunque alguien más comedor se podría quedar algo corto.
El salmorejo estaba muy rico, aunque le faltaba algo de huevo. El revuelto de espárragos, buenísimo. La sandía, que puede ser una lotería como salga, también muy buena, bien presentada y en cantidad más que suficiente.
El pero fue el precio, muy hinchado en el menú de fin de semana (22 euros) y sin posibilidad de que fuera medio menú (teniendo en cuenta que por lo que leo entre semana son 13-14 euros). Al menos, el plato que les trajeron a las nenas tenía un precio razonable (7 euros).
Teniendo en cuenta servicio y calidad de la comida, con moderar un poco el precio sería un restaurante de 5 estrellas.
De hecho, entre semana volvería sin dudarlo.
Un fin de semana, si ofrecen la misma opción para los más pequeños posiblemente volviera.
Y si tuviera que pagar 22 euros por persona, con lo que comen mis hijas, sin duda no iría.
Restaurante tranquilo con platos de cocina regional (zarajos, morteruelo), nacional (croquetas, guiso marinero, brandada) e internacional (hamburguesa de Angus). Buena atención y comedor acogedor con amplia techumbre de madera.
Tienen menú de diario y de fin de semana (22€ este último).
No le pongo las 5 estrellas porque me ha parecido un poco caro. 22€ el menú de fin de semana. Croquetas, garbanzos, chuletas y codillo. Todo muy bueno.
Por ponerle una pega, se les queda un poco aceitosa la comida y el postre un poco pequeño.
El camarero muy atento y simpático.
Tienen un comedor gigante escondido detrás, engaña cuando entras porque parece pequeño pero está muy chulo el sitio.
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