marcelino lorenzo brañanova
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Un sitio precioso enclavado entre montañas, tiene una carta corta pero suficiente para no quedar con hambre , un buen aparcamiento , está al lado de un arroyo donde enfrían la sidra y después se puede aprovechar para dormir la siesta en el “prau” con el sonido del río de fondo. Relación calidad precio muy buena, productos de calidad y la dueña muy amable siempre te invita a un licor de nueces elaborado por ella misma , que está muy bueno .
Lo recomiendo vivamente..
Buenísima experiencia en este restaurante, paramos allí mientras hacíamos la ruta del Agua, una ruta que merece mucho la pena, ya que no es complicada y es muy bonita. Es un pequeño pueblo con casas de piedra, en el que te encuentras este precioso meson, con un horreo de madera asturiano y el restaurante de piedra. La decoración es una pasada. Fuera tiene una terraza muy agradable a orillas del río lo que está fenomenal porque te permite llevar a tu mascota sin problema, además es bastante amplia. Tanto el camarero como la dueña fueron muy amables, tiene una carta corta, pero todo lo que ofrecen está muy bueno. Fueron muy amables con nosotros en todo momento. Pedimos para comer un chorizo a la sidra, una tortilla de Cabrales y una ensalada y estaba todo buenísimo. Sin duda lo mejor es lo agradable que es comer en ese entorno , es muy tranquilo y tuvimos suerte de que nos hizo un día buenísimo. Es bastante amplio aunque nosotros por si acaso reservamos. Volveré a repetir sin duda. También tienes posibilidad de llegar hasta allí en coche
Lugar de encanto, en medio de las montañas.
Platos unos abundantes(churrasco) y otros más escasos (trucha).
Calidad precio adecuado.
Servicio rápido a pesar de ser pocos camareros.
El mejor postre el requeson. La tarta de queso es estilo cuajada sabor queso.
Nos parece caro la ración para 4 de pan 4 euros. Aunque estaba muy bueno.
Dato importante que no se anuncia!!!! ... NO SE ADMITE EL PAGO CON TARJETA. SÓLO EFECTIVO!!!!
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