Hace algunos días fui a comer a este lugar con un grupo de amigos. No lo conocíamos y era una experiencia nueva para todos.
Local con una pequeña terraza y un salón no muy grande, que combina la influencia industrial con la rústica tradicional, donde predomina el color verde agua, que en conjunto crea un agradable ambiente.
Su carta, no muy extensa, pero variada y completa, está basada en cocina mediterránea con algún toque internacional. Nosotros decidimos pedir todo al centro para compartir partir, nuestra elección:
- Ensaladilla de gambones al ajillo, todo un acierto, nos encantó. Muy recomendable.
- Huevo frito con puré trufado y foie, sabores intensos combinados que generan un conjunto bien bueno, estaba algo subido de sal, no obstante nos gustó mucho. Recomendable.
- Tosta de sardina ahumada, sardina espectacular tanto por sabor como por la elaboración, acompañada de base de guacamole y cebolla crujiente. Todos los ingredientes temían un sabor potente, pero a pesar de ello se respetaba el sabor de cada uno sin enmascarar el producto principal, la sardina. Recomendable.
- Pluma ibérica a la plancha, de sabor estaba buena, pero para mi gusto estaba pasada, lo que hacía que perdiese potencial al quedar más bien seca.
- Croquetas, cremosas, de textura crujiente, y color dorado.
- Steak tartar, un fuera de carta que debería ser un permanente en esta y probablemente sería el plato estrella del local. Un auténtico manjar, tanto es, que repetimos plato. Si está disponible, no cabe duda, hay que pedirlo si o si.
- Postres (tarta de queso payoyo con caramelo salado y coulant), ambos muy buenos. La tarta de queso tenía un sabor muy notable a queso, tanto es que podía resultar fuerte (a mí me encantó, a mis amigos no tanto). El coulant suele ser un acierto, pero este estaba especialmente bueno.
Especial mención al servicio recibido, muy atento, amable y profesional.
Lo anteriormente comentado más varias bebidas y una botella de vino ascendió a 139,90€.
Una de las mejores opciones en San Bernardo. Un gran gastrobar, platos elaborados con combinaciones interesantes y de buen paladar. Tomamos unas cuantas tapas y todas nos sorprendieron gratamente.
El local es pequeño y suele agobiarse. Fuera hay algunas mesas altas, a la aventura puedes encontrar hueco.
Me encantó el sitio, comida muy rica muy buena atención y relación calidad precio. Además la comida muy original. Nosotros nos pedimos un arroz con carabineros, albóndigas de gambas, ensaladilla Rusa, solomillo y algo más, y todo realmente bueno.
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