El restaurante es muy acogedor, con mesas en distintas alturas. La comida está bastante más buena que en otras franquicias pomodoro. Además, fuimos casi a la hora de cerrar y nos atendieron con mucha amabilidad. Resalto la pizza con espinacas y los calabacines fritos, aunque aun estaban algo frios por dentro, estaban deliciosos.
Un restaurante con una decoración muy bonita, buena comida (que es a lo que uno va a un restaurante: a comer bien) y un ambiente muy agradable. Camareros muy atentos, local impoluto de limpieza y con una muy buena distribución de las mesas, pudiendo elegir entre más tranquilidad (hacia el interior del local) o mejores vistas pero más paso de clientes (hacia el exterior y junto a las cristaleras). Quedé satisfecho en general y no fue en absoluto caro.
La comida está bien dentro de lo que se puede esperar de un pomodoro y el local es bastante amplio aunque en días de mucha afluencia suele haber cola para coger mesa. Los precios son muy asequibles en general. La gran pega que tiene este local es que el sitio para hacer los pedidos es muy estrecho porque el esto está separado con una mampara y solo cabe una persona a la vez para pedir de forma que para cualquier cosa se colapsa. Además ese mismo hueco es que el que sirve para salir y entrar los camareros cuando necesitan algo de allí. Puede ser un poco caótico.
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