Por fin un restaurante vasco en Sevilla que realmente merece la pena tras la desaparición de los que existían en el 92.
Magníficas gildas, perfectas las croquetas de changurro, las navajas de la costa andaluza y una chuleta de kilo y medio de Ávila, en su punto . Y la tarta de queso de exhibición. Y todo regado con txacolí.
La calidad de paga, eso sí.
Me invitó un amigo suizo a cenar. No había estado antes. Al llegar me pedí una cerveza y me pusieron una caña de Cruzcampo. Esto me llamó la atención en un restaurante de su categoría. Como sugerencia, podían ponerla en copa o vaso más fino.
Los buñuelos de bacalao muy ricos y el cogote de merluza espectacular. No podría ser de otra manera por 36€. La mantequilla que ponen de aperitivo está exquisita al igual que el pan. El tocino de cielo con sabor y presentación muy agradables aunque no sabía a tocino de cielo. El servicio muy correcto.
Espectacular cena para no decepcionar a nadie.
El servicio de sala inmejorable, el pan riquísimo, una materia prima de calidad y un cuidado detalle en la presentación.
Sin duda Ivan en la cocina sabe bien como cocinar todo ese material de primera calidad que tiene en sus cámaras.
Lo recomiendo al 100% y volveré.
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