Lugar con un encanto especial, decoración minimalista. Restaurante dividido en 3 ambientes, la zona de la entrada algo más lúgubre y con falta de luz, segundo comedor con toda la luz que le falta al anterior debido a las enormes cristaleras que dan al jardín y tercera, el jardín, tanto para una sobremesa como incluso comer si el tiempo lo permite.
La comida sencilla a la par que muy elaborada, exquisita, sabrosa. Si bien las croquetas me las esperaba más melosas es el único pero.
Nos decidimos por los entrantes a compartir y como segundos entrecots y rodaballos. Ambos platos con el punto justo y perfecto si bien es cierto que hubo que quitar sal al entrecote, demasiada.
Los postres una explosión de sabores sin poder saber cuál de los 4 es el mejor.
La atención, correcta. Con exquisito trato. Precio aceptable para todo lo descrito anteriormente, si fuera algo más alto tampoco pasaría nada.
Para repetir
Excelente restaurante junto a la carretera, un servicio muy amable y una cocina de 10, postres caseros y ambiente estupendo, muy recomen dable, no perderse el arroz, las croquetas y las carnes, felicidades!!!
Cuando te alimentas con los cinco sentidos
A la vista por sus colores , al gusto por sus sabores, oído por la ausencia de ruidos porque hay suficientemente amplitud de mesa a mesa para no escuchar las conversaciones de los más, el tacto por la calidad de sus telas manteles y servilletas y olfalto el que tiene el equipo de La Mirada por saber convertir su restaurante en visita obligatoria al menos una vez al año hagas los kilómetros que hagas.
Excelente servicio presente pero sin molestar
Buena calidad precio
Apto para celíacos y alérgicos a la soja
Volveremos :)
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