Restaurante con una agradable terraza en un gran patio interior que suaviza las altas temperaturas que había en Santiago cuando estuvimos en pleno mes de agosto.
La comida muy rica y de calidad. El servicio bastante atento con un "pero" importante: cuando quisimos pedir empanada y preguntamos si llevaba huevo (una de las comensales tiene intolerancia), se consultaron entre las camareras y nos dijeron que no les quedaba, pero en las mesas a nuestro alrededor pudimos seguir escuchando hasta que nos fuimos cómo les ofrecían empanada entre otros platos. Nos pareció increíble tal metedura de pata por lo sencillo que resultó que quedara en evidencia la incompetencia del personal a la hora de resolver una duda ante algo tan importante, enmascarándolo con una burda mentira.
Buen lugar, hay tantas opciones que no sabia donde ir.
Fue una grata sorpresa encontrar este lugar donde probé la mejor "tarta de queso/torta/cheesecake" o como se llame porque estaba excelente. Junto con las gambas al ajillo y el bacalao de la casa que si bien no soy muy conocedor de la gastronomía y mi paladar debe estar acostumbrado a sabores paupérrimos no me parecieron desagradables, pues me termine todos los platos 👌
Sitio perfecto para comer o cenar, sobre todo porque tiene un patio interior que es una maravilla.
El servicio es amable y atento y no pone ningún tipo de problemas, al contrario, quisimos cambiar de mesa una vez sentados y nos dijeron que sin problema.
Lo mejor, Sara, una de las camareras, está atenta a todo y es la mar de simpática!! Todo un acierto!!
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