El restaurante ofrece una experiencia culinaria centrada en la preparación de diversos arroces. Durante nuestra visita, tuvimos la oportunidad de probar tres variedades: el arroz con bogavante resultó excepcional, resaltando por su exquisito sabor. El arroz cántabro y el arroz con carne (cuyo nombre no recordamos) también formaron parte de nuestra selección. El establecimiento posee un encanto nostálgico, con una decoración que nos transporta a los años 80 y techos ligeramente más bajos de lo habitual. Sin embargo, uno de los puntos negativos de la experiencia fueron las croquetas, que a pesar de recibir recomendaciones, resultaron ser de sobre y de la marca "Cocinera". En resumen, se ofrece una buena propuesta de arroces por 20 - 25 euros por persona y con destacados sabores, aunque algunos elementos no estuvieron a la altura. El servicio fue muy amable y nos invitaron a unos chupitos al final.
Fuimos a comer y fue todo un acierto. La atención muy buena y los arroces riquísimos. Pedimos un meloso de Cachón y langostinos que estaba en su punto. Lo mejor de todo es que toda la carta es sin gluten, por lo que si eres celiaco puedes comer tranquilo, ya que conocen la enfermedad celiaca.
Íbamos buscando un sitio para comer un arroz caldoso y acertamos de pleno. Éramos 3 adultos y pedimos 2 raciones de arroz caldoso con bogavante (22 euros la ración), además de dos radler, una grande de agua y unas croquetas. En total, unos 65 euros.
El arroz estaba delicioso, en su punto y de cantidad bien para tres personas con alguna ración de entrante. De bogavante llevaba una mitad por ración.
Además, la atención de la camarera fue muy buena y el servicio eficiente. En nuestro caso, decidimos reservar la misma mañana y fue un acierto porque estaba lleno para la comida.
Eso sí, la zona para aparcar es complicada... pero se puede dejar en alguna plaza de la zona azul (2 horas son 1,45 euros)
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