Nada más entrar te encuentras con un mostrador lleno de chocolatinas que despista un poco, ya que le acompañan las neveras de la bebida, y el conjunto recuerda a la típica tiendita "del chino" Una vez en el interior, encuentras un local no muy grande con estilo reciclaje. El ambiente es agradable y estada todo muy limpio. Pedimos unas hamburguesas de carne con papas, estaban todas riquísimas, con unas mezclas muy acertadas. Son de tamaño medio, pero los ingredientes son de calidad. Las papas de acompañamiento, crujientes y sabrosas. También pedimos unas tiras de pollo, que se mantenían jugosas a pesar de su crujiente rebozado, así que perfectas. En cuanto al precio no son baratos, pero mantienen buena relación calidad/precio. Semanas después, veo que han cambiado la entrada y le han dado un aire más elegante a todo el local. La comida sigue igual de cojonuda.
Fuimos hoy por primera vez y repetiremos seguro. La hamburguesa estaba muy sabrosa, al menos la de pollo que fue la que comimos. El chico que nos atendió fue encantador, un trato de 10. Súper recomendado.
Una sorpresa de descubrimiento para comer
Todo riquísimo y hecho por ellos mismos
Volveremos sin duda en alguna ocasión
Tanto las hamburguesas como los entrantes estaban de vicio
Y el trato pues... solo puedo decir que Jesús es un crack y que sirvieron todo bastante rápido
Tiene mi recomendación particular
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