Tras ver la puesta de sol en el mirador frente a Es Vendrá, buscamos un restaurante cercano y vimos el que está junto a éste, en el mismo complejo. Al llegar nos sorprendió la perfección de cada detalle y el encanto del mismo. Preguntamos en La Mesa Escondida y nos dijeron que cerraban en 10 minutos, pero que podíamos cenar. Hasta que vieron a mi hija de doce años, entonces nos dijeron que no aceptaban menores. No entré a discutir con la encargada, son las normas que les imponen, ni quiero valorar si es ético ni legal, lo que tengo claro es que es discriminatorio. Nos íbamos de allí cuando vimos el chiringuito de enfrente y preguntamos, el camarero nos dijo lo mismo muy amablemente, pero cuando enfilábamos hacia la salida nos dijo que iba a preguntar, dada la hora y que estaban muy tranquilos. Volvió diciendo que podíamos quedarnos y estuvimos mejor que en brazos. Pedimos un par de pizzas, unas berenjenas con queso y tomate gratinadas y ternera asada con mayonesa de atún y limón. De postre helado de frambuesa y parfait de piñones. Todo a muy buen nivel. Servicio y trato exquisitos. Muchas gracias, camarero sevillano, nos salvaste a vida. Precios caros pero sin exagerar, teniendo en cuenta que es Ibiza y el lugar concreto en el que se encuentra el restaurante.

Sitio con encanto!!