Un local pequeño pero acogedor... con un servicio de primera. El camarero te informa de las sugerencias de día y conoce perfectamente cada corte de carne que ofrecen. Las tablas tanto de queso como de patatas están formidables.
Los Cortes de carne están muy bien tratados y adobados. Es increíble como combina con las guarniciones que traen.
De los postres solo m hay que decir que son caseros, lo demás lo dejamos a vuestra imaginación ( están exquisitos )
En una escala de 10, merecen un 12. Y me considero una persona bastante exigente con los restaurantes...
La amabilidad del personal es exquisita. Desde el hecho de que se presenten al llegar a que te inviten a una copa de cava al sentarte. La decoración es cuidada y esmerada; luces ténues, farolillos en las mesas y frases motivacionales por todas las paredes del pequeño local, combinando las frases impresas con los escritos a mano en pizarras ¡Diferente y original!
La comida, un gran acierto. Raciones muy generosas -en especial los segundos- y de muy buena calidad. Elaboración esmerada en una carta bastante amplia y que además se extiende con las recomendaciones del día
La calidad de la carne es excelente y se agradece el hecho de saber cocinarla. Carne bien hecha sin estar cruda y sin parecer un zapato ¡Perfecta!
Probamos el provolone especial de la casa, y de segundo una brocheta de solomillo macerado a las tres pimientas con salsa de champiñones (¡Delicioso!) Y una parrillada individual que no se hubiera terminado ni Obélix ¡Una maravilla en cuanto a cantidad, calidad y tipos de carne, sin olvidar el acompañamiento!
Lo veo un sitio ideal para cenas románticas, aunque el estómago no entiende de sentimientos y también se puede ir en grupo (pequeño, eso sí) de amigos o familia. Mejor reservar, eso sí.
Sitio correcto, comida buena pero sin grandes elaboraciones, platos bastante simples...
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