Impresionante encontrarse un restaurante de este nivel como perdido en medio de montañas y plena naturaleza.
La atención un diez, madre e hija te cuidan y te miman desde el primer momento que entras por la puerta de Can Po.
La carta te deja boquiabierto.
Estuvimos tres veces en una semana que estábamos hospedados muy cerca.
Excelente calidad, el cocinero o chef Ramón, que ha mantenido la tradición familiar con su buen hacer y un local que derrocha su peculiar estilo con sus rincones.
Calidad precio de lo mejor de la zona! El lujar muy entrañable y la comida muy buena!
- Comida: cocina tradicional catalana.
- Recomiendo: los canelones y el filete.
- Local: muy bonito. Merece la pena pedir el reservado si eres un grupo grande, tiene una pequeña terraza y unas vistas muy bonitas.
- Ubicación: En la entrada del pueblo (Rocabruna) viniendo de Camprodón.
- Calidad/precio: unos 30€/persona con vino.
- Trato: el único handicap. Muy secos, y en cierto momento bordes, no han estado a la altura de la comida. Esperemos que mejore de cara a la próxima vez.
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