Restaurante familiar con un trato excelente.
Comida casera buena.
Local algo cargado de muchas mesas para mí gusto.
Carritos de bebé la cosa viene justa para maniobrar.
La dueña un encanto, simpática y muy amable.
En general un sitio el cual no te decepciona.
Buen restaurante donde disfrutar de la cocina típica mallorquina por excelencia. El edificio antiguamente debió de ser una payesia reconvertida en hostelería, con mucho encanto. Es conveniente reservar con tiempo.
Servicio muy bueno y amable. Siempre pendiente de lo que necesitas y te aconsejan sobre la carta. Gran capacidad en su comedor interior y también dispone de terraza. Excelente relación calidad-cantidad-precio. De hecho, en cuanto a cantidades no puedes con todo y puedes pedir un tupper para llevártelo. Comida típica mallorquina y casera como el rico tumbet, el suave conejo a la cebolla, chuletas de cordero lechal con ajos fritos, pollo picantón a la plancha con más que generosa guarnición de patatas fritas y ensalada y toda variedad de pan amb oli. Mientras esperas puedes tomar pan con alioli y aceitunas. Una noche nos invitaron a un rico y suave licor de hierbas que elaboran ellos mismos. Es un sitio para repetir. Nosotros cenamos tres noches allí además de desayunar. Una curiosidad: a los desayunos los llaman meriendas. Con una de esas meriendas desayunan dos personas.
El pan amb oli de tortilla de patata la hacen en el momento cuando la pides , así que aunque haya que esperar un poco, merece la pena la tortilla caliente y recién hecha.
La sopa mallorquina lleva verduras (guisantes, col, pan…)y costilleja, no es la sopa convencional que te puedas imaginar, pues no lleva caldo y se toma con tenedor. Se sirve en cazuela de barro caliente
Especial mención a la amabilidad, simpatía y buen servicio del camarero Martín. Y la dueña, Antonia, cuida de su negocio con devoción y esmero. Está siempre muy atenta a lo que pueda necesitar el cliente para mayor agrado y disfrute en su establecimiento. Toda una relaciones públicas. Con empleados como Martín y propietarios líderes como Antonia, la hostelería española es un modelo a seguir. Le deseamos toda clase de suerte en su aventura.
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