Hemos ido unas 7 ú 8 veces y hemos notado un bajón en cuanto a la calidad y el servicio que se ofrecía al principio.
Nos gusta que en el Puerto de La Cruz haya un restaurante de esta categoría pero creemos que es el de nivel más bajo del grupo, pese a las pretensiones que en un principio eran de sobresaliente.
Anoche no nos ofrecieron pan pero sí que en la cuenta pone "servicio de pan".
Tardaron un montón en traer los entrantes. Pero uno de los camareros que era muy atento se dio cuenta y enseguida fue a buscarlo.
Una opinión totalmente subjetiva es que tanto el entrante de queso como la berenjena eran mínima expresión (media berenjena para ser más exactos). Los langostinos los han cambiado y lo que era un plato lleno de sabor y sorpresa ahora es un plato mediocre.
Los postres de Coco aunque pocos están muy buenos. Anoche el coulant estaba bastante crudo y no tenía ni color. Aunque para hacer honor a la verdad estaba igualmente bueno.
El servicio de los camareros como siempre espectacular, el ambiente muy agradable y nos invitaron con un chupito al final .
Por cierto, cómo echamos de menos esos detalles que tenían al principio; el aceite con pan, los aperitivos mientras esperas...
Les ponemos 4 estrellas porque volveremos a dar otra oportunidad más adelante y porque creo firmemente en la calidad del grupo.
Fuimos a cenar por las reseñas que tiene. Local agradable y personal atento.
La comida está bien, pero algo cara para lo que ofrecen, le faltaba sabor, al menos a lo que nosotros pedimos.
La ensalada de hojas verdes fue de lo mejor. El pulpo duro y un poco soso, la salsa repartida por el plato para decorar, pero al pulpo en si le faltaba sabor.
La presa ibérica bien, pero por 19 euros esperas algo mejor.
Y el postre bien, pero para 6 euros nada del otro mundo, un coulant de Tarta de Santiago, sin helado ni nada más, nos comentaron que antes ponían helado pero ya no porque la gente no se lo comía.
En resumen no está mal, pero caro para los sabores que ofrecen.
Muy buen restaurante ubicado en complejo comercial con calidad más que suficiente para vivir por su cuenta. Platos cuidados u atención exquisita. Precios moderados en platos y elevados en vinos, se echa de menos una oferta algo más económica sin necesidad de rebajar la calidad del producto, que puede revertir en un mayor consumo.
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