Un sitio fantástico, nos trataron de maravilla y nos pusieron muchas facilidades. Fuimos con un perro y nos colocaron una mesa en la terraza.
La comida es casera y fantástica, todo a la brasa. Las ensalada de acompañamiento merecen la pena, y los son caseros y buenísimos.
Es un restaurante familiar (nos atendió el hijo del dueño y no pudo ser más agradable, con invitación a chupito incluida), y se nota en el trato y la cercanía.
Merece la pena por el ambiente, la comida casera y el servicio.
Llegamos tarde, eramos los único, pero aún quedaban brasas y nos atendieron sin problema. La carne simplemente espectacular, mantequilla pura. La cuajada casera imprescindible.
Un restaurante que no defrauda. No recomendado para ir con niños. Platos más bien especiales, con toque renovado. La atención del personal fue exquisita y todo estaba buenísimo, quizás algunas cosillas se pasaban de precio pero en general muy bien. La ensalada estaba muy buena y los platos de cuchara también. Personalmente no soy fan de la Carne pero también estaba buena.
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