Llevábamos tiempo queriendo ir por lo bien que lo ponen. El restaurante es agradable, con gusto, con las máximas comodidades. La mesa perfectamente presentada (difícil hoy en día). Las croquetas y chopitos buenos. Hemos pedido arroz de sepia y gamba roja. Estaba un pelín duro pero muy sabroso. Nos ha gustado mucho.
Gran arroz/paella y buenos entrantes en una terraza dentro de un club de pádel. También hay zona interior.
Durante el finde tienen una animadora para que los niños jueguen en una de las pistas de pádel. Muy recomendable para grupos o familias.
Jesús Fernández Marqués
+5
El local tiene un aspecto renovado y fresco. Todo limpio y cuidando hasta el último detalle.
El servicio profesional y atento.
En cuanto a la comida, se trata en todo momento de un continuo juego con los sabores y las texturas. El arroz, su especialidad, con muchísimo sabor debido a unos caldos y bases bien elaboradas y el grano en su punto perfecto. No obstante, el jefe de cocina salió a servir el plato y posteriormente a preguntar por la impresión.
La tarta de queso sabe a queso, un punto a favor. Y el café está muy bien para terminar una velada inolvidable.
Por sacar una pega, el tinto que pedí estaba un tanto frío, pero nada que llegara a molestar.
100% recomendable..
Lugar ideal para ir a jugar al pádel y quedarse a tomar unas cervecitas o comer con los amigos!
Fuimos un grupo grande con niños incluidos y la verdad estuvimos muy bien. Los entrantes a compartir muy buenos y los arroces estupendos! Recomiendo probar el arroz de pichón y butifarra negra. La elegimos por descarte porque no quedaba ya el otro arroz que queríamos y a final fue el que más nos gustó!!! 😛
Además, hay animadores para los más peques, así que en cuanto terminan de comer se van a jugar con otros niños bajo su cuidado, todo un detalle por parte del centro.
El único pero, que el precio es un poco elevado para la comida que ofrecen, por lo demás todo muy bien.
La sonrisa de Oscar, chef de Volea, lo dice todo. Tiene la virtud y la capacidad de trasmitir al comensal, y al plato, el esfuerzo de un trabajo hecho con gusto. El arroz con cigalas le queda superior; presentado en una fuente/cazuela, sorprende por lo cómodo que resulta. Merece la pena. No digo más.
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