El lugar está muy viejo y alejado del centro.
Pedimos para compartir entre cuatro, croquetas fogón (8€), muy sabrosas y grandes vienen cuatro, tartar de atún y aguacate (13€) no estaba mal pero la faltaba algo, salmón al curry (13€) fue el que más nos gustó a todos, risotto de calabaza con rulo de cabra (12€) era grande el rulo pero al arroz le faltaba sabor.
De postre pedimos la tarta de queso (5€) muy buena pero muy dulce, crema de yogurt (5€) nos encantó y brownie blanco con pistacho (5€) estaba duro y seco no lo recomiendo.
Restaurante de menú, comimos por recomendación y todo un éxito, conida muy buena y trato muy correcto, volveré.
Paramos camino de casa porque vi que tenia buena puntuación y efectivamente la merece. Probamos los croquetones de aperitivo y estaban espectaculares, para comer pedimos codillo, panceta a baja temperatura, risotto de pollo, flamenquin de presa ibérica y pierna de cabrito de postre tarta de queso y brownie de chocolate negro Todo estaba buenísimo. El trato y servicio inmejorable. Merece la pena desviarse del camino para degustar los platos tan exquisitos. Los 5 puntos se quedan cortos.
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