Comida espectacular, me ha traído recuerdos de la infancia a un precio similar al de hace 20 años cuando se comía barato.
Volveré sin duda
El paisaje es espectacular y el restaurante un lujo. Son amables desde que entras, comedor espacioso y acogedor y un servicio de primera. Para la comida no hay palabras, abundante y plena de sabor. Las manitas de cerdo con langostinos, las filetes de venado, el cabrito, las croquetas, los callos y los postes caseros son para enmarcar. Un 10 en todo
¡¡¡Se come muy bien!!!
Es visita obligatoria cada vez que vamos a Socil, Riello, o cualquier pueblo de Omaña.
Comida casera, platos generosos, un trato agradable y como en casa.
Guisos de jabalí o venado, croquetas, sopas o unos huevos fritos con patatas.
Una carta sencilla pero muy variada hacen difícil que pedir. Y los postres caseros a los que dejarles un hueco en el estómago se hace difícil pero necesario.
Gracias por querer repetir siempre.
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