Excelente restaurante. Es bastante pequeño apenas tienes unas 8 mesas pero es bastante cómodo y familiar. Limpio y de fácil aparcamiento, eso sí, recomiendo reservar mesa ya que en nada se llena y es muy posible que nos quedemos sin comer/cenar. Al llegar nos recibió Willy, un perrito bastante mayor que está echado en medio del comedor observando a los comensales, eso sí, muy educado ya que no se acerca a las mesas, ni molesta . El camarero que nos atendió era algo serio pero correcto en el trato con el cliente. La dueña, una señora muy servicial y atenta en todo momento nos atendió con mucho cariño. La comida es excelente, aunque tuvimos que esperar un poco para que nos trajeran los platos mereció la pena la espera. Recomiendo la pasta con salsa de trufa, está para chuparse los dedos, las pizzas son de las mejores , el queso que lleva es realmente exquisito y todo natural. Qué decir de la deliciosa panacota ... No podéis ir y no probarla. Al llegar la cuenta nos sorprendió porque es muy barato para la gran calidad y cantidad de la comida. Cómo recomendación le diría a los dueños que actualizarán la carta y añadieran los entrantes que no aparecen y si no es porque preguntamos al leer comentarios de otros clientes que había pan de ajo o provolone asado no nos enteramos ya que al principio no se nos ofreció. Por el resto le doy un 10 a este restaurante, repetiremos sin duda...