Fuimos a comer en familia para celebrar un cumpleaños y comimos súper bien. Comida casera con producto de temporada exquisito, a destacar las setas. La atención del personal es muy buena. El restaurante dispone de zona para aparcar los coches y parque para que los niños jueguen. Se encuentra al lado de un riachuelo al que se puede acceder con un agradable paseo.
Este encantador restaurante con vistas a la montaña ofrece una experiencia memorable. La comida en general es buena, pero te recomiendo especialmente probar la ternera con pera, el cual es una delicia, así como el postre de pera bañada en ratafia, que son verdadera especialidad de la casa. Aunque las albóndigas y el gazpacho no alcanzaron las expectativas, el servicio es impecable. Hay la posibilidad de disfrutar del lugar con privacidad y atención a los detalles más mínimos, especialmente si hay poca gente.
No será un restaurante de diseño, ni con platos de alta cocina pero puedo decir que es uno de los más completos en los que he comido. Es de lo mejor.
Comida casera,muy bien elaborada y sabrosísima. Me sorprendió gratamente porque entre semana y fuera de temporada, no pensé que comería tan bien. El vino casero me encantó, con un toque muy muy casero y perfecto para la zona. No puedo decir con qué plato me quedo de los que comí porque estaban increíbles.
El trato fue extraordinario, muy amables, atentos. Nos pusieron en la mesa con vistas.
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