María del Mar García Palma
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Después de una mañana de caminata por Los Cahorros, la comida en Vida nos ha encantado.
Una carta muy divertida, de platos elaborados y sabores refrescantes.
Hemos probado las patatas en dos cocciones, la dorada y las costillas. Todo riquísimo con toques innovadores muy refrescantes.
En servicio fue muy rápido y atento. Y para terminar, un postre que no habíamos probado nunca, bonaffe de estilo propio. Un postre de plátano con helado y dulce de leche, muy suave y fresco, que ha sido el final perfecto para retomar el camino de vuelta a casa.
Un viaje por el paladar de la mano de la atención más profesional.
En medio de una subida un cartel capta la atención, “VIDA”, y es exactamente lo que encuentras una vez entras, una auténtica simbiosis de aromas, sonidos y visiones que se mezclan para dar como resultado una experiencia entrañable.
Los platos están muy cuidados, elaborados con la intención de redescubrir aquello que conoces, llevándote desde Madrid hasta remotas islas de Tailandia. Isidro como camarero es perfecto, atento, siempre con una sonrisa y con ganas de contarte qué estás comiendo y cada matiz.
Te diría qué contiene cada plato pero ve y descubre por ti mismo. (Eso sí, no te pierdas el tartar!!!)
Gracias por una cena increíble.
Super agradable. Estuve con mi pareja hace poco y fue muy bien. Jazz de fondo en un nivel muy equilibrado. El único plato que no pediría de nuevo, y es por su precio, pese a estar excelente, es el pulpo. Merece la pena probarlo y ya para los bolsillos más espléndidos pues debería ser un plato fijo. Atención fantástica. También es cierto que no había muchos comensales ese día. El postre nos sorprendió para bien. ¡Volveremos de nuevo!
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